
22Jul
Para pensar
22/07/2025 - Julián Ignacio Muntane
El dólar; peligrosa obsesión. La micro; en el olvido
CONTEXTO
A partir de la semana del 7 de julio, se
comenzó a ver un repunte paulatino de la divisa estadounidense, comenzando su
cotización en torno a los $1.270 pesos por dólar hasta alcanzar su punto cenital
el lunes 14 de julio, cerrando a $1.350.
Mientras día a día iban saliendo a la luz
datos macroeconómicos positivos, como Inflación minorista y mayorista del 1,6%
mensual, superávit de balanza comercial, y superávit fiscal, la gente actuaba
como si todo se estuviese desmoronando. Hay una disonancia entre la realidad y
el pensamiento de los agentes.
Empero, desde el martes 15 de julio, el
dólar blue se estabiliza quedando en $1.310/$1.300 al viernes de hoy. Sin
embargo, estos valores distan mucho de los máximos históricos de la era de LLA,
como cuando alcanzamos los $1.500 el 8 de julio del 2024, o los $1.380 el
pasado 7 de abril en día anterior a la salida del cepo.
Por lo tanto, consideramos que muchos
inversores, aturdido por los medios masivos y diarios (que pretendieron generar
más ruido de lo que realmente sucede en el mercado), tuvieron una especie de hipocondrismo
financiero. Ya que el hipocondríaco es aquel sujeto que tiene una
preocupación excesiva e irracional sobre una enfermedad que pretende tener y no
hay evidencia de ello.
Al mismo tiempo, la preocupación por el
precio de la divisa ocasiona un costo de oportunidad en materia de tiempo,
porque desvía la atención de donde realmente debemos dirigirla; a la empresa o
negocio personal.
QUÉ ES PERMANENTE, Y QUÉ ES
TEMPORAL
Cuando la divisa toca los $1.500 en julio
del 2024, fruto de la maniobra de ejecución de los ‘puts’ de bonos por parte de
algunos grandes jugadores del mercado, el gobierno mantuvo el superávit fiscal,
tomó medidas como suba de encajes, licitación de letras, y además comienza el
blanqueo al mes siguiente, dando lugar al inicio de un ciclo de sobreoferta de
dólares y caída del valor del mismo.
El mercado veía una continuidad, pensando
que iba a tocar los $2.000 pesos por dólar, y los más extremistas llegaron a
verlo a $3.000. Resulta que terminó sucediendo todo lo contrario. Nadie imagino
que un año después estaría entorno a los $1.300/$1.310.
Si en ese entonces hacías un plazo fijo en
pesos, te pagaba a un año el 37%. Lo cual, si invertías U$S 1.000, pasándolo a
pesos en $1.500 y colocándolo en plazo fijo al 37%, hoy tendrías U$S 1.593 en
tu haber. Mientras que quien se dolarizaba en ese máximo, la cantidad de
dólares hubiese sido igual, pero empezaba con 1.500.000 pesos y finalizaba con
1.300.000 pesos.
La baja del blue coincide con la duración
del blanqueo, tocando un piso de $1.050 y luego comienza una suba paulatina,
desde el 5 de diciembre hasta alcanzar un máximo el 11 de abril a los $1.380,
por falta de combustible de expectativas, caída de las reservas internacionales
del BCRA y también caída estacional en la demanda de pesos. Sin embargo, de
forma sorpresiva, en ese mismo viernes, se anuncia la salida del cepo y al
lunes siguiente el dólar pasó a cotizar $1.150, convergiendo con el oficial.
Esto nos invita a pensar, que las subas
agresivas del tipo de cambio son temporales, mientras que la disciplina
fiscal, las tasas de interés reales positivas, y el crecimiento de la economía son
factores permanentes. Al menos, así se observa en lo que va del año y 7
meses que lleva este nuevo modelo económico.
¿Y AHORA…?
Lo que sucedió en estas semanas, es que el
fin de las LEFIs, timoneó una gran masa monetaria entre 10/15 billones de pesos
que fueron directo a las cauciones, bajando la tasa, ocasionando una toma de
deuda especulativa por el mercado y comprando dólares con ese dinero. Además,
también debe sumársele las compras de dólares por parte de los que liquidaron
la cosecha (sí, por un lado liquidan y con esos pesos compran dólares), y los
que cobraron el aguinaldo.
Si esas tres fuerzas no lograron superar
los máximos de abril 2025 y julio 2024, es porque estamos ante unas finanzas
públicas más resilientes. Además, gobierno acude a herramientas como suba de
encajes, licitaciones de letras con tasas reales altas, REPOs, y acuerdos con
organismos internacionales que desincentivan irse al dólar.
Por último, si hay algo que ha crecido más
de lo normal en los últimos 12 meses, es la deuda en pesos a tasas reales muy
altas. Estamos con una inflación anual minorista del 39% y mayorista del 21,2%,
mientras que los préstamos crecen al 158% anual, con tasas superiores al 67% nominal
anual.
Además, desde los albores de julio 2025,
los préstamos ya están empezando a mermar, con una marcada caída en lo relativo
a tarjetas de crédito. Esto nos habla de una reducción de la oferta de pesos,
ya que la masa monetaria virtual, fruto de la emisión secundaria de dinero,
está comenzando a contraerse; así se lo puede ver con caídas de los agregados
monetarios M2 (efectivo + caja de ahorro + cuenta corriente) y M3 (M2 + plazo
fijo). Otro gran detractor del precio del dólar.
Ya se están viendo impagos de deuda,
quiebras, y crecimiento de monotributistas, y todo ello es consecuencia de una
mala gestión financiera, basada en sesgos con inclinación al tipo de cambio.
CONCLUSIÓN
·
Muchos todavía siguen preocupados
por el tipo de cambio y no por sus deudas, su reducción de la rentabilidad del
negocio, y la manera de expandir sus ventas.
·
No vemos que sea negocio
atesorar divisas estadounidenses, sino más bien, continuar haciendo tasas en
pesos y buscar la forma de reducir los costos en la empresa y/o negocio
personal. Hay que saber aprovechar cada recurso que tenemos.
· Si usted tiene pesos líquidos en plazos cortos, haga cauciones de días o semanas al 30%, si puede estirarse a plazos mayores, compre letras y capture más rentabilidad. La divisa extranjera tiene dos componentes que juegan en contra; la volatilidad, y el spread, que dificultan el incentivo a la entrada/salida, mientras que las cauciones y letras brindan una rentabilidad más segura y en plazos específicos, permitiendo hacer planificaciones financieras.